lunes, 28 de septiembre de 2009

Los más viejos del panteón.


Tomasa Cruz; la primera que llegó al panteón

La niña Tomasa Cruz murió a cauda de una enfermedad respiratoria a los 4 meses de edad. Sus padres no sabían que ese desafortunado evento la convertiría la más vieja del Panteón Municipal al ser la primera persona en ser sepultada en el mausoleo.

Pero de las personas que trabajan en el panteón, hay dos personajasos que platican s experiencia como veladores de la paz de los que ya se fueron.

El primero en un ser canoso y medio regordete que utiliza lentes bifocales. Esta perfectamente rasurado y el aspecto de sus dientes facilita el camino para imaginarse la descomposición de los cuerpos en los féretros.

“El día más difícil fue cuando tuvimos que enterrar a las personas que murieron en el terremoto de 1985, donde llegaban de 10 a 14 cadáveres de la ciudad de México y más aparte los de acá. No salimos a comer y terminamos a las 10 de la noche” asegura José Alfonso Hernández, quien es el trabajador con más antigüedad en el panteón municipal.

Desde que el era “chavo”, en el año de 1977, comenzó a vender agua y aseguró que le gustó y se quedó con la chamba. “Después empecé a limpiar basura y después fui sepulturero hasta que el día de hoy aquí me tienen como el encargado de la gente”.

Para José lo más importante es darle servicio a las personas que han muerto y aseguró que le comparte a sus muchachos que le tengan respeto a los muertos “como si fuera uno de sus familiares”.

Hace 25 años Ignacio Morales Contreras no se imaginaba que la crisis financiera que vivía, le iba a marcar su vida por completo. Al no tener oportunidades laborales “afortunadamente” ingresó como trabajador del panteón. Su primer puesto fue en el sector de mantenimiento, donde conoció el modo de su operación.

Sus ojos apenas se ven bajo la visera de la gorra roja y en su barba quedan los restos del pan que se desayunó junto con su café. Su playera de fútbol cubre su abultado vientre y su pants con mocasines son parte de su vestimenta de trabajo, “afortunadamente soy sepulturero y ahora soy el segundo encargado”.

Cuando se le preguntó sobre cuantos muertos ha enterrado, afirmó que son muchos ya que en promedio trabaja en tres fosas al día. Su record es 14 entierros en un solo día. Al sacar la calculadora se le informó que ha visto más de 10 mil entierros y responde: “afortunadamente me ha tocado enterrar a mucha gente”.

Aseguró que lo más duro ha sido cuando los familiares piden abrir el féretro para ver el cuerpo del difunto que murió en algún trágico accidente, “Luego me pregunto: ay este señor ¿habrá muerto en un accidente o lo mataron? ¿Por qué está todo desfigurado? Y nomás me quedo pensando ¿Qué le pasaría?”

Al cuestionarle si algún espíritu chocarrero ha tenido la osadía de espantarlo en la noche, Nacho afirmó que “Afortunadamente a mí me ha pasado una sola vez que en la oficina se escucharon las máquinas de escribir pero hasta ahí nomás, porque lo demás son las láminas o los animales que están aquí”

No hay comentarios:

Publicar un comentario